viernes, 1 de junio de 2012



Salió del mar sonriendo 
como quien ha estado siempre 
entre olas, 
ausente del mundo. 
Pequeño,  pálido,  de ojos azules, 
con los dientes más blancos 
que las albas perlas. 




Sacudió su cuerpo como un perro 
empapado que arroja el diluvio, 
y miró mis ojos con ternura, 
la misma con la que le estaba mirando. 

-¿Estaba desnudo lo has visto? 
-No, no lo he visto. 




Nená de la Torriente

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