domingo, 16 de junio de 2013

-Vida-

Nada necesita. 
No precisa nuestro ojo 
ni la palabra ciclo, 
ni un ejército de tomos 
con páginas polvorientas. 
No le urgen las voces 
ni los escritos,  los testigos, 
los poetas y su suspicaz habilidad. 
Tampoco el agravio del microscopio 
o el elogio de la lupa. 
Ella avanza,  paralela a todo lo 
que la imita,  lo que la invita, 
lo que la estorba. 
La vida no pide permisos ni 
concesiones, 
no suplica clemencias ni bendiciones, 
cuelga un hábito que nunca tuvo 
y nos sonríe con cada brote. 
Porque lo vivo reconoce a sus congéneres 
aunque éstos sean idiotas. 




Nená de la Torriente