domingo, 2 de junio de 2013



No quiero ser la flor 
quiero ser la hoja, 
la nervuda hoja que nadie mira. 
En este domingo de viento Sur, 
de aires cálidos,  mi cabeza 
se enarbola como una bandera 
por el Norte en mi flujo sanguíneo, 
y veo barquitos de vela 
como estampas perfectas. 
Los montículos verdes de palmeras 
me hacen sonreír,  con ese aleteo 
de plumeros de polvo sobre estantes 
de bambú. 
Mis ojos de pescado bucean en el cristalino 
de todos los ojos de este lado del mundo, 
y me doy cuenta,  amor,  que yo no tengo 
un lugar al que regresar aunque regrese, 
ni un pedazo de mundo al que pueda llamar 
mi casa. 




Nená de la Torriente