Mudo
la piel cada mañana,
con
el gesto del bostezo
que
levantan mis brazos.
Renuevo
el color de los ojos
-aunque
nadie se dé cuenta-
Viene
a mi boca una palabra
nueva, a quien liberar del orfanato,
hoy ha llegado ‘Rarefacer’.
Parecía
triste y enquistada,
como
esos niños que se hacen grandes
asomados
a ventanales sucios,
sin
futuros papás que vengan a buscarlos.
Hemos
estado charlando y no tiene estudios,
apenas
sabe frases sin enredar los términos.
Está
muy sucia pero le encanta su estado,
dice
que se siente distinta, diferente a todo
lo
preceptuado o normalizado.
Le
gusta que la inviten para embarullarlo todo
para
contaminar el sentido de las atmósferas.
Se
siente como la Reina Maléfica
del
viejo cuento de la Bella Durmiente,
pero insiste con ahínco, 'con un buen corazón'.
Nená de la Torriente