-Con cariño-
No
me revuelvas no,
no
me revuelvas.
Dilo
como tú sabes,
como
lo harías dormida.
Que
esto es una merienda en el campo
con
raíces nuevas y amapolas,
y
los ojos los tenemos cansados
con tanto término.
Que
si vas a hablarnos de Hesíodo
como
el mejor poeta,
y
de que ‘lo proporcionado
es
lo mejor en todas las cosas’,
date
la vuelta mujer,
date
la vuelta,
que
este campo está habitado por pulgones.
No
me revuelvas no,
no
me revuelvas.
Que decir no diciendo nada me castiga,
es un quiero y voy pero no llego
y
tú puedes de sobra con otra tinta.
Nená
de la Torriente