No me des un lugar
dame una risa.
el tambor de mi
pecho y los violines
que roban la
humedad de las noches
sobre el prado del
norte.
No me des un
lugar,
dame una nota,
un espacio en un
pentagrama sin tierra,
sin papel, sin
línea, sin surco,
un sonido suspendido
que esté esperando
tu sonido.
Un ramillete de soles
al amanecer.
Nená de la Torriente