Me
gusta tu gesto
pero
no puedo caminar contigo.
No
soportaría los panfletos ni las
palabras
al peso,
venderse
con una romana
por
un par de carteles, con mucho
esperpento
y un ojo que se desorbita.
No
podría chocar manos en alto
ni
decir ‘mola mazo, tío’,
porque
sólo de pensarlo me da la risa.
No
es que haya mundos diferentes,
hay
millones de huellas
sobre
la arena ¿viste?
Tampoco
se trata de la edad, a la tuya
ya
era como soy ahora;
ni
de idearios, victimarios, armarios,
escenarios, campanarios, ni de tesis
vestidas
con cualquier traje.
Se
trata de cómo viajan nuestras
inquietudes, nuestras pasiones,
el
pozo de donde tiramos para seguir
echando
agua al jarrón de nuestras plantas,
las
envejecidas y las nuevas.
El
recorrido que hacemos en busca
de
nosotros mismos.
Nená
de la Torriente