He
dibujado despacito las vértebras
de
lo que debió de ser tu esqueleto
de
humano, ahora que vuelas sobre las copas
de
los verdes y los pajizos,
y
de las altas cimas de los montes.
He
posado mis plantas en las huellas de
tus
pisadas, en un juego imposible del tejo,
y
me he sentido ridícula.
Cuando
se pretende hacer real lo imaginado
se
fantasea doblemente
buscando
el tercer personaje:
El
nexo.
Me
aventuro a pensar que cualquiera
puede
ser un magnífico dignatario
de
fábulas y delirios
desde
los necesitados ojos de otro.
Nená de la Torriente