domingo, 2 de junio de 2013

Las prisas de la boca y 
la cobardía del corazón, 
van a pasos de baile 
       dispares 
en salas opuestas. 

La mente,  con su linternita, 
intenta situar convenientemente 
-como buena acomodadora- 
pasos y estilos de baile 
        en salas al uso, 
pero a veces se equivoca. 

Tanto movimiento absurdo, 
dislocado,  abreviado 
o excesivamente rápido, 
hace de la arruga un surco yermo 
y del corazón un lugar deshabitado. 

Escucha el silencio del latido 
y acércate sin miedo
al tacto del otro, 
verás como las palabras
casi siempre sobran.




Nená de la Torriente