sábado, 1 de junio de 2013

-Pensamientos vagos
desde mi silla cambemba-

Estás fuera de mi “corro de la patata”, 
pero yo no te he echado, 
te fuiste tú. 
No pienses en desaires cuando el aire 
es sólo aliento de cerveza y Co2 
de los tubos de escape. 
Yo no juego a ser niña, vivo siéndolo 
de mi particular manera, 
aunque sea algo difícil entenderlo; 
más,  cuando uno es radical llamándose 
liberal con letras bien grandotas. 
Es como todo en la vida,  se distorsiona 
como la radiografía de una carrera. 
Te lo explicaré: 
Ayer estuve en un teatro de chicos que bailaban. 
Chicos de todas las edades. 
Unos tenían el síndrome de Down. 
Cuando éstos salían en mitad de un baile, 
las personas aplaudían a rabiar y yo rabiaba por ello. 
Es una forma de discriminarles  
diferenciándoles del resto, 
¿no se trata de integrarles? 
¿A qué juegan los espectadores samaritanos? 
Mi pequeño mundo es más sencillo, 
reconozco su sobre esfuerzo y me admira 
pero deseo que se sientan como todos, 
que pueden bailar y actuar 
como los demás. 
Tú me ves rara,  diferente a ti,  no aceptable, 
de acuerdo. 
Pero yo jamás haría distinciones por tu desigualdad
en un inocente corro de patatas
que no es más que vivir en compañía de otros. 





Nená de la Torriente 

 -Opinar,  opinaría lo que me pareciera oportuno-