-Pensamientos
vagos
desde
mi silla cambemba-
Estás
fuera de mi “corro de la patata”,
pero
yo no te he echado,
te
fuiste tú.
No
pienses en desaires cuando el aire
es
sólo aliento de cerveza y Co2
de
los tubos de escape.
Yo
no juego a ser niña, vivo siéndolo
de mi particular manera,
aunque
sea algo difícil entenderlo;
más, cuando uno es radical llamándose
liberal
con letras bien grandotas.
Es
como todo en la vida, se distorsiona
como
la radiografía de una carrera.
Te
lo explicaré:
Ayer
estuve en un teatro de chicos que bailaban.
Chicos de todas las edades.
Unos
tenían el síndrome de Down.
Cuando éstos salían en mitad de un baile,
las
personas aplaudían a rabiar y yo rabiaba por ello.
Es
una forma de discriminarles
diferenciándoles del
resto,
¿no
se trata de integrarles?
¿A
qué juegan los espectadores samaritanos?
Mi
pequeño mundo es más sencillo,
reconozco
su sobre esfuerzo y me admira
pero deseo que
se sientan como todos,
que pueden bailar y actuar
como
los demás.
Tú
me ves rara, diferente a ti, no aceptable,
de acuerdo.
Pero
yo jamás haría distinciones por tu desigualdad
en un inocente corro de patatas
que no es más que vivir en compañía de otros.
en un inocente corro de patatas
que no es más que vivir en compañía de otros.
Nená de la Torriente
-Opinar, opinaría
lo que me pareciera oportuno-