Si
alguna vez me encuentras dormida
no
me despiertes.
Quédate
si quieres o sigue tu camino
pero
no me despiertes.
Cuando
hablo entre sueños se me escapa
lo
acerado, lo más sostenido, lo más hondo;
lo
que no ha querido despegarse
y
yo necesito barrerme de lo no dicho,
para
alcorzar mi cobijo y amanecer nueva.
Nená de la Torriente