Sin
muertos,
sin
baúles cerrados,
cargados
o no de costumbre.
Levanta
la montaña desde el valle.
Imagina
la extensión de tus palmas,
la
magia del segundo.
No
dejes que el reverso y su añoranza
te
castigue, que marque bocas de sangre
por
cada una de tus faltas,
arañazos, por cada uno de tus equívocos.
La
vida no se planea,
no
es lineal ni inmejorable,
acepta
la imperfección como la perfecta
manera
de aprender a vivir.
Nená de la Torriente