miércoles, 12 de junio de 2013


No hago otra cosa 
que confesar soledades, 
hasta cuando pinto de soles 
mi boca. 
Me lanzaría a los ríos 
pero no tengo aletas,  y mis escamas 
apenas darían que hablar en el fondo 
del agua. 






Extendería los brazos y saltaría desde 
la copa de un robusto ciprés, 
pero ese pulso con el aire sé bien 
que estaría perdido. 
Me arrastraría por el suelo como 
una serpiente, 
pero sólo desollaría mi piel hasta llegar 
al hueso. 
Al fin y al cabo sólo me queda intentar ser 
lo que parezco,  un bípedo cuerdo, 
corriente,  con sentido común y juicio, 
pero siempre me pierde la perspectiva, 
sueño demasiado. 




Nená de la Torriente