De
estancia a estancia
mide
una cintura a la que
le
han crecido ramas de limonero.
Ella
piensa que así estará inexpugnable
sabiendo
que la rama se dobla,
sólo
eso,
y
que su aroma traerá momentos
de
mil instantes felices.
Cuando
cierra los ojos la cintura
le
oprime y el olor es tan intenso
que
su conocimiento se pierde
en lagunas, viéndose ahogada
en
aguas profundas,
pero eso no lo dice,
porque
ella es la distancia
que
mide de parte a parte un mundo
de
habitaciones.
Nadie
estará detrás.