Quien
dijo que el sol era una flor
fue
un peregrino,
que
muerto de sed le miró aturdido
y
escuchó zumbidos de abejas.
Lo
cursi nace de lo más natural
que
vive entre las cosas, lo romántico,
lo
desastrado, del mismo lugar.
No
hay que poner ojitos, ni servirse
un
tinto en copa de tallo largo.
Las
pendientes están en todas las plazas
según
por dónde las tomes,
y
después de cuánto hayas tomado.
El
ser humano no es un satélite perdido
en
ningún firmamento,
es
una deliciosa forma borrosa
que
va dejando huellas
de
grasa y lodo,
pero
es capaz de trasformarlas en exquisitas
marcas
de irreconocibles cosas,
misteriosas, extrañas, hasta intimidatorias,
por
eso es un genio a pesar de su pobreza.
Nená de la Torriente