Silba
entre las hojas canosas de junio,
merodéame
un poco más cerca.
Sabes
que nunca llegas a rozar mi puerta
ni
colocando tu mano encima,
una
física que nunca entenderías ni
sabría
cómo hacer que la entendieras.
Pero
sílbame entre las hojas canosas
de
junio, así como sólo tú resuenas,
haciendo
algodones con nubes malvas
y formas de manzana
con jirones de paja seca.
Acércate
a mí aunque no me tengas,
llégame
como los silencios llegan,
como
nacen las ganas de los besos
aun
cuando no se tiene boca.
Nená de la Torriente