martes, 4 de junio de 2013

De ruina en ruina 
bebemos en copa hecha de vino 
todo el vidrio que nos queda, 
el cristal de Bohemia 
ya fue bebido por otros. 
Nunca supusimos que el contenido 
pasase a ser el continente, 
aunque fuésemos conscientes 
de lo enrarecido que estaba todo. 
El amor,  una esquirla en el cuerpo, 
allí entre el ombligo y las piernas. 
El odio,  un imperdible en la garganta 
estrechándose alrededor de la nuez. 
La rabia,  la gota de limón en el ojo 
jugando al mar y la ola. 
Tan digerido estaba 
que lo que hablaba de ser,  se convirtió 
en aquello de lo que hablaba, 
y así la esquirla fue el amor, 
y el imperdible el odio, 
y la gota de limón la rabia. 




Nená de la Torriente