domingo, 30 de junio de 2013

La soledad no es un vestido 
o un traje,  un modismo que 
calzar en salas junto con un tercio de cerveza. 

La soledad no es el piso del poeta, 
ni la tipología del maldito,  ni el estudio 
antropológico del siglo. 

La soledad es no poder apoyar tu cabeza 
en el hombro de cualquiera, 
ni poder decirle aquí me duele. 

Es saber con precisión sin acentos que nadie 
pretende escuchar tu grito, 
que no tienes suelo donde sostenerte, 
ni razones que darle a tu corazón. 

Nada  que te acompañe en este ‘sin oasis’ 
que día a día se construye más doliente. 
  



Nená de la Torriente