sábado, 18 de mayo de 2013




Zapatitos de mayo 
sobre páginas blancas de junio. 
Duendes indolentes de las fuentes, 
de las flores dormidas, 
del rocío sostenido que aún no 
se ha posado. 
Ya estáis en todas las cosas, 
acurrucados en cada saliente 
entre los límites de las piedras. 
Llegáis para adormilaros bajo 
las cejas,  encima de los hombros 
chicos, 
sobre alguna lengua; 
y dictar muy bajito cuando la luna 
asoma,  en el interior de los oídos, 
mil poemas incomprensibles 
que alteran el corazón. 




Nená de la Torriente