sábado, 18 de mayo de 2013



Y llegó el señor alto, 
el tibio,  el que sólo se le ve en 
los periódicos 
-pronto lo sacarán en cromos-, 
y les pidió a sus varones 
que no discutieran públicamente. 
-Que no se note que esto es una democracia- 




Y como siempre y desde siempre 
la información se la quedó 
o la improvisaba, 
porque nunca hay jornadas 
de puertas abiertas, 
todo se logra con hechos consumados 
-como en una dictadura- 
Porque aquí nadie se entera de nada, 
qué nos dan,  qué no nos dan. 
Qué pasa con nuestros impuestos, 
quién se los queda,  cómo los invierten. 
¿Y la princesa? ¿Se  quedará al margen? 
El rey cede su barco -un regalo-, 
ya no está para esas trampillas de subida. 
¿Con ese dinero qué agujero se cubre? 
¿No tenemos más ‘regalos’ qué ceder? 
Aquí no hay quién se aclare 
o que se lo pregunten a Montoro, 
que tarde o temprano será otro cromo, 
pero con pilas. 
Y aquí ya no vale eso de ‘apaga y vámonos’, 
sino,  ‘enciende y que se vayan ellos’. 




Nená de la Torriente