sábado, 11 de mayo de 2013


No sé que imprecisa voz 
de mi alma me avisa 
de que el alma no tiene voz, 
ni que imprecisos ojos 
de ese mismo alma, 
me hacen entender que 
no tiene ojos. 
Pero ella habla y ve 
y siente,  porque yo así 
lo intuyo y me obstino 
erradamente en darle el 
aspecto de un cuerpo. 
Tan limitada soy 
que carezco de piezas 
y apelativos para buscarle 
un cubil apropiado, 
una descripción de esta 
porción de eternidad 
que va conmigo, 
y que nada tiene que ver 
con el juicio. 



Nená de la Torriente