Ya
no solemos hacer lo de antes, 
la
del espejo y la que se mira, 
emocionarnos
cuando surgían preguntas. 
Creo
que nos hemos convertido 
en
surtidores de respuestas 
a
preguntas ya escritas,  de cosas 
habladas,  de vertebradas formas 
que
nos unen. 
No
buscamos,  nos dejamos arrastrar 
como
bolas en un billar gigante, 
sin
saber quién hizo la primero  
jugada,  ¡y me atrevo a hablar 
de
individuo y de autonomía casi rebelde! 
Sé
que tengo que volver a empezar. 
Romper
esta postal manejable y vaga 
y
volver al punto más insignificante 
o
irritante para mí, 
cerrar
los ojos y mutarme en él, 
abrazarlo y escuchar 
sin la lógica que me he formado. 
Nená de la Torriente
