¿Quién
espía al espía?
¿Quién
anda detrás de sus pasos?
¡Vuélvete!
No
todo es tan fácil.
Te
seduce ese poder chiquitito
de
entrar como un ofidio
en
la cueva de otro
y
manchar el teclado con el azúcar
de
un dulce
porque
aún no has comido.
¡Vuélvete!
Hay
alguien más,
siempre
hay alguien más, tontorrón,
aunque
siga siendo divertido
invadir
el espacio de otro.
Nená de la Torriente