domingo, 12 de mayo de 2013


Un día cualquiera 
es no poder mirar tus ojos 
ni ver cómo extiendes los brazos 
para abrazarme. 
Un día cualquiera 
es no poder acariciarte el pelo 
ni apoyar mi cara en tu hombro, 
como todos esos días anodinos 
que sé que estás y no te veo 
y me derrocho imaginándote, 
y un te quiero es insignificante, 
una semilla de lino en un plato 
de galletas de hojaldre. 
Un día cualquiera es un día sin ti. 



Nená de la Torriente