En
tus lagunas de agua
crecen
nenúfares,
chico
hermoso,
no
algas verdinegras
en
esas lágrimas
como
manantiales.
No
hay nada malo en ti,
nada
malo.
No
espantes nada, que todo
se
quede quieto,
hasta
esa línea indefinida de tu pelo.
Déjate
estar soñador tierno,
genio
distraído que está en todo
y
su carácter se confunde.
Llórale
a él que ya no está
con
nosotros
porque
ha dispuesto otro viaje
mucho
más largo,
sin
aliento cálido y con pulmón
de
tierra,
llórale
como yo le lloro
porque
él es maremoto y
ensenada,
un
brindis a lo imposible y
una
caricia a las pequeñas cosas.
El
exquisito y el virtuoso talento.
Nená de la Torriente