viernes, 17 de mayo de 2013


Un banco al fondo de mí 
y allí las pequeñas cosas. 
¿Qué prenda te hace diferente, 
te cubre las vísceras como 
un secreto? 
No quiero imaginar lo que has llorado, 
violetas africanas derramadas 
por tu rostro, 
el color de las venas 
que hoy se traslucen en tu piel. 
El dolor no se amansa,  se vierte 
como el vino hasta que nos duerme 
con ese sabor pastoso 
de un mal caldo. 
Tampoco quiero verte sola, 
abandonar una rosa en un campo 
de enormes ortigas, 
¿cómo voy a llegar hasta ti,  María? 
Si dejase de respirar* tanto tiempo 
sabes que dejaría de vivir. 




 Nená de la Torriente

*Si se aguanta la respiración, se puede tocar una ortiga
 sin que produzca picor.