Tantas
veces la flor vuelve
y
nunca es la misma,
que
me maravilla que en idéntica tierra
y
sobre la misma semilla
pueda
crecer tanta peculiaridad.
Nadie
es igual a otro
aún
cuando tenga el mismo tallo.
Muchos
años pasamos por los calendarios
sin
mirarnos,
el
balance se hace innecesario
y
creemos que es el tiempo lo único
que
importa,
acumular
experiencias que terminarán
robándonos
minutos.
Cada
día ese cómputo de sensaciones
acomodará
el orden de tus habilidades
y
aprenderás cada vez más deprisa.
No
corras, succiona y trasiega las cosas
de
un lugar a otro.
Observa
el movimiento del agua
y
de tus manos,
el
chasquido de la hoguera y
el
bombeo de tu corazón
cuando
ella anda cerca.
El
cielo es azul en todas partes,
tú
lo agonizas o lo enalteces,
como
las calles de todas las ciudades
se
hacen a tus ojos amantes
o
a tus confidentes labios.
Nená de la Torriente