sábado, 25 de mayo de 2013



Me gusta mirarte. 
Puedo tocar la ilusión 
que se despliega de tus ojos 
detrás de las gafas. 





Alcanzar esa luz insurrecta 
que parpadea y cambia, 
y va y viene 
como un objeto no identificado. 
Enlazo tu pulso al mío 
y es como estar en un tiovivo 
con enormes ondulaciones, 
sacado de un sueño de Freud 
sobre las caderas de una mujer 
desnuda. 
Me gusta mirarte. 
Alteras mi respiración porque 
la tuya está en constante mudanza. 
Cada objeto que está en este mundo 
lo observas como si fuera nuevo. 
Amaneces niño cada día, 
comprometido con cada rayo de sol 
que llega o se inclina haciendo ángulos, 
y corres hacia todo como si cada cosa 
fuera una cometa en eterna estampida. 




Nená de la Torriente