martes, 7 de mayo de 2013


Que estén tranquilos los que se asuntan, 
los que miden las sílabas,  el canto 
milimétrico de las palabras, el silbido 
justo de sus inclinaciones. 
Que estén tranquilos los medrosos, 
los que temen la reacción nuclear 
de sus timoratas mitades, 
los que huyen de la mirada del ser humano 
por pensarla con pretensiones. 
¡Tirad los papeles y desnudad las letras, 
que entre la luz real en cada pliego! 
El olor a humedad de los cajones 
unge sin bendecir cada poema 
y lo repliega a lo más oscuro del ojo. 
Dad a luz a hijos que se irán a recorrer 
despeñaderos,  valles o macizos, 
no a engendros amedrentados 
siempre al dictado de fuerzas menores. 




Nená de la Torriente