A
medias la naranja,
el
roce de media ola
siempre
rota.
Lo
tuyo, tuyo y mío,
lo
mío, de mi extensión entera
y
de tu extensión entera.
Pero
dos, siempre dos distintos.
Como
dos ramas de un único árbol,
ninguna
idéntica,
ambas
libando la misma sabia.
Sangre
verde
del
verde mundo,
que
de colores no interpreta.
No
te me escondas,
no
me juegues al eco
que
me asusto.
Sin
ti me siento mutilada,
seccionada
en cientos de discos
como
los años que van pasado sin memoria.
Nená de la Torriente