domingo, 19 de mayo de 2013


Hace mucho que tiemblan los  sauces 
y el río vibra formando ondas, 
y mis manos ya no son firmes. 
Hace mucho que el labio sabe llamarse 
labio y no se llama boca, 
y tirita y conoce y anhela. 



Si yo pudiera sería todas las cosas, 
las grandes y las pequeñas. 
No tengo miedo. 
Mi identidad en sí misma no me importa, 
quiero hacer,  coger,  tomar,  burlar,  reír, 
saltar,  volar,  deshacerme en el aire 
como una pompa irisada. 
Amo a los niños,  a todos los niños 
del mundo,  a todas las crías de todas 
las bestias,  que en su inocencia me recuerdan 
lo que vamos perdiendo, 
y no desisto,  y me aferro,  y me pongo botas 
de astronauta, 
porque quiero salir de este mundo 
sintiendo como ellos, 
generosamente. 



Nená de la Torriente