Este
viernes de las miserias, de la queja,
de
la mirada abierta, me da la risa.
Y
es que parecemos boñigas en las aceras.
Pero
boñigas secas al sol que ya no cantan
y
se pueden lanzar como discos.
Descubierta
la cara del ladrón hay una línea
divisoria
¿quieres ser uno igual o ser diferente?
Es
una nueva aventura,
una
nueva conciencia,
si
se quiere cualquiera puede acercarse al pozo a ser
rebautizado
por la mano del amigo más sincero.
Se
acaba la fiesta, uno va a cumplir con las leyes
con la media sonrisa, con la certeza que boñiga
se
entiende ya en cualquier idioma,
-aunque
a mí me gusta más el término moñiga-
Y
el de la ventanilla no cree,
y
el del sello no cree,
y
el que reclama no cree,
y
tú te mueres de la risa,
algo
más cabreado, eso si,
si
es que es a apoquinar tu visita.
Claro
que siempre podemos jugar
a
mandarnos cartitas, ‘de que yo no, de que tú si’,
Interminables
cartas que la administración
tan
rrrrráaaaapiiiiiiiiiidísima contestaría.
Nená
de la Torriente