sábado, 7 de septiembre de 2013

La magia nos busca. 
No salimos a su encuentro 
como exploradores de utopías. 
Aparece sutil,  como un inocente 
beso;  nos roza,  nos mesmeriza, 
nos vuelve adultos discípulos 
y maestros niños. 



Te alcanza un día en unos ojos, 
en el roce de unos dedos, 
en la vista de un paraje,  en un clic 
sonoro o nada audible 
que transforma tu mundo y tus convicciones. 
Todo deja de ser cuadrado o redondo, 
pequeño o grande,  medible, 
y se convierte en una suerte de aconteceres 
fascinantes. 



Nená de la Torriente