Sonríeme de refilón
aunque no me gusten las redes
‘asociales’, ni pertenecer a grupos de grupos
que no se sabe donde empiezan.
Anda... Sonríeme un poco,
que como yo te estimo no lo hace ese
que coloca su cara y tú desconoces.
Yo te quiero como el universo en su remanso
amigo, sin pretensiones.
Cada
cuanto un ganso hace ruido en el río,
palmetea
en el agua levantando las hojas
de
los nenúfares.
No
llama a la aurora, sino a las llamas
de
la fogata prendida en la orilla.
Hago
como que no me entero, y el ganso
piensa
que soy estúpida.
Lo
que piensa el ganso es como la llama
prendida
en la orilla,
dura
lo que duran las hogueras
-si desease perdurar más, no me importa-
Nená de la Torriente