domingo, 22 de septiembre de 2013

-POEpócima-

A veces dejas pasar como un aliento 
ese verso enredado que sólo tú comprenderías. 
Otras en tu egoísmo, 
extiendes el mantel de tus discordías y salpicas 
de palabras esquimales un mundo de iglúes 
con arrendados hielos. 




Vuelves a la hoja,  y 
una lágrima sin sal inunda lo que has escrito 
porque hace siglos que no escribes para ti, 
ni tampoco construyes un diario; 
amas una poesía cercana que estreche 
la proximidad hasta llegar al rozamiento. 
Tómame en lo que susurro,  
entre señales de humo hechas con ramas secas 
y un buen puñado de canela en polvo, 
y luego si quieres,  maldíceme. 

La poción está hecha. 





Nená de la Torriente