Cómo
pasan las horas, los días,
con
su ritmo frenético, que me toman
del
brazo, estrechan cinturas
bailando
mi esfuerzo.
Cómo
a mi paso tiembla el piso, las
losetas
de acera, los escaparates sucios,
las
caras ajenas, este aire cargado de extrañas
ausencias.
Cómo
los brazos se doblan en alas al vuelo
portando
mensajes de líneas a vértices.
Y
tu piel en mi mano, y tu mano en mi pelo
y
esa danza de espaldas sobrecoge mi nuca,
eriza
mi cuerpo con otros mil pensamientos.
Cómo
llega el momento de decirte te quiero,
de
estrecharte la mano, de quedarme en silencio,
si
mi boca esta llena de oficios vacíos,
de
trajines diarios, objetivos y jerga,
chachareos
y esdrújulas a lomos de pesos
o
decisiones pequeñas.