-Entre dos lunas-
Apenas
sí queda aire en esta habitación
Y
un rayo de luz abre una brecha en el techo
Sin
esperanza alguna.
Todo
es espesura, contaminación,
Peso
sin palabras, sombras que se mueven
De
un lado a otro.
Siento
que las sienes arrestan mi habla,
La
conducen a otro lugar cargado de aire limpio,
Un
lugar de vendimia, de frutos rojos,
Donde
la naturaleza quiere escucharme,
Quiere respirarme,
Gritarme.
Seguramente no hubo tiempo para decirte
Lo
que echaba de menos,
Lo
que estaba y estoy necesitando.
¿Pero
quién quiere compartir sus miserias?
No
somos animales fáciles.
Nená de la Torriente