martes, 3 de septiembre de 2013


Es triste estar entristecida cuando todo 
a tu alrededor está gritando glorias. 
La belleza como un campo de minas 
que te estalla en cada amanecida 
y no puedes dejar de estar agradecida 
por cada maravilla que estás mirando. 





Por cada minúscula nimiedad de pared 
que cae a tu paso inadvertida, 
sobre ese fondo de suelo donde habita una hormiga 
que juega con la pequeña flor entre dos piezas 
de terrazo. 
Es como mirar con los ojos de una cueva 
que ve fluir al riachuelo 
hacia una superficie iluminada. 






Nená de la Torriente