jueves, 19 de septiembre de 2013

Escucho el sonido de la pelota 
en los jardines y me asombro, 
porque veo delfines y no chavales 
al salir del colegio. 
Y los autos en su loca persecución 
parecen golondrinas lejos de sus nidos, 
persiguiendo una carta de amor 
que va allá en el horizonte, 
dibujando una humareda roja. 
Las aceras duras se vuelven de hojas 
y mis pies sonríen a los pies raudos 
de otros caminantes, 
porque la prisa no la obliga una ciudad 
soƃıɯɐ
La velocidad,  sus horarios, 
la forma calmosa de estar es de uno. 
¿Qué no llegaste? 
¡Se acabó tu mundo! 
¿En qué clase de lugar vives? 
Siéntate en un banco y piensa. 
Decimos hago y hacemos, 
pero no podemos reproducir todo el día 
lo que haremos en la mente 
¿Dónde está el juego? 
Así se escapa el paraíso y la vida. 
Algo mal estaremos haciendo. 

¿Te vienes a comer uno,
o dos, 
o tres días? 





Nená de la Torriente