como
tanto suspiro para adentro,
ya
no va a doler nada más que lo que
sangre, y justo hasta que sea tapado
por
el apósito.
Cuando
el cansancio nos alcanza, crees
que
ves luz en cada esquina y sólo son
modales.
Los
hombres, las mujeres, esconden bultos
que
deberían mostrarse como hijos,
porque
enlazarse es mejor que cubrir errores,
o que
buscar modos para parecer mucho
más
guapos.
Yo
amo la frescura de la gente, la verdad
sin
contenerse, sus sinrazones,
la
pasión que salta y que se apaga,
y
hasta esa misma que se duerme,
porque
todo en la vida tiene su norte.
Nená de la Torriente