lunes, 16 de septiembre de 2013

Desde aquí te ves luminoso, 
el ancho
del haz 
de luz
de un faro. 
Alto en esta penumbra, 
bello,  como el más bello prado 
que a tumbarse quisieran 
miles de cuerpos. 
Ya sé que desde ti,
una diminuta tos 
y el cansancio, 
para que veas el asunto de las perspectivas. 
Uno no es ni la tos ni la desmesura, 
pero en definitiva sí la luz. 
Porque tú eres luz brillante desde cualquier 
esquina, 
distancia cercana 
lejanía, 
maestro, 
astro, tibieza,  honradez cosida 
a pieles finas, 
a pieles gruesas, 
a huesos que descansarán algún día. 





Nená de la Torriente