Diría
que en ésta o en aquella vida,
o
a la vuelta de la esquina,
tú
y yo nos hemos mirado.
Diría
que no a un fondo de gelatina
de
un ojo que todo lo mira,
sino
a un desconcertante ‘adentro’.
Diría
que en ese cruce extraño de ojos,
buscadores
de extrañas piezas, ambos
cazadores
se tropezaron en su hora
de
apresar humanos.
Diría
que tus ojos se llevaron algo mío
como
los míos algo nuestro, y
que
algunas veces sueñan con una desnudez
turbadora.
Diría
que tal vez tú lo has olvidado
como
quizá yo no atiné a ponerle nombre,
pero
diría que una vez llegamos
a
ser dos balcones.
Nená de la Torriente