Tantas veces como
me digas que eres sencillo
no te creeré,
un hombre sencillo
no se llama sencillo.
Tantas otras me
hables de tu sensibilidad lo dudaré,
porque la sensibilidad
no va contándose a sí misma.
Todo en su huella
de pie, serenamente, como el beso
en los labios, no
en el pensamiento embelesado
¿Qué mundo íbamos
a construir
si ya no nos
acordamos?
Tú no eres aquel
ni yo aquella,
aunque te empeñes
en rescatarnos,
podríamos jugar a
ser todo el tiempo que nos quede
personajes de una
película de Woody Allen,
pero nunca me
gustó ese bajito con tics
ni su humanidad
singular.
Admítelo, yo soy
de una naturaleza valiente
que va, viene,
y sabe tropezar
por derecho, sabiéndose
limitada.
Nená de la Torriente