sábado, 14 de septiembre de 2013


Ruinosamente me alcanzas la sombra, 
la das una copa,  la coqueteas en vano, 
la vendes a un dios de segunda 
en aras a un toqueteo. 





Ella te burla,  te saca la lengua,  se bebe 
tu vino,  te baila una cumbia 
como si fuera una sardana. 
Cuando te creces,  sonríe, 
cuando te ves inocente te atrapa. 
Nunca estás en tu sitio,  y ni lo intentes, 
porque siempre,  siempre, 
ruinosamente la alcanzas. 




Nená de la Torriente