¿Qué
nos ha pasado?
¿Dónde
está el apretón de manos
que
sellaba un pacto invulnerable?
con
el hombre,
ya
sólo quedan
hormigas
obreras sin prestigio,
sin
voluntad.
El
termino honor, trasnochado,
la
lealtad ridícula,
como
anticuada y absurda.
Ya
nadie es nadie en este cúmulo
de
hormigueros, donde sólo hay suelas.
Antes
se miraba a los ojos, se decía
‘yo
hago’, y se hacía,
se
cerraba en concierto.
Escuchaba esto a mis abuelos.
Crecí
creyendo, crecí pensando
en
esos términos obsoletos
llenos
de sentido,
con
un peso específico y sencillo.
Hoy
me encuentro macro estructuras
que
conducen a los hombres,
marionetas
sin asiento,
sin
palabra,
sin
prez,
sin
credo.
¿En qué nos hemos convertido?
Nená de la Torriente
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