En
la inmediatez algunos
piensan que zanjarían
esta
condición de estrechez
tan
poco romántica,
vendiendo al peor, pero más rico
postor, nuestras obras de arte,
u otras cosas menos variopintas,
como
la venta del oro
-ya utilizado otras veces,
pero por vender, hasta la última
estatua del más pequeño ayuntamiento-.
Pero
en el fondo, pensamos siempre
en
la misma cosa -menos estratosférica,
o
ni tanto-.
Ahora
nos ‘premian’ con otra deuda
millonaria, que tendremos que pagar
los
de siempre,
para
que los de nunca sigan manteniendo
el
mismo ritmo de vida.
Yo
no sé si el poeta está cansado,
yo
le siento agonizando o muerto de risa
detrás
de todas las letras,
por
este derroche de grosera estafa,
jugando
al ‘¡me lo llevo!’
diciendo
que están salvando a España.
Esto
ya no es jugar a recortar,
es
juguemos a seguir desayunando
como
nuevos ricos en nuestras
siete
casas y las dos de la playa.
Nená de la Torriente
jaja, el dibujo es genial... y sí, la deuda recuerda al mito de sísifo: ya somos tercer mundo, bien!
ResponderEliminarNo sé, no sé Antonio, yo creo que les he hecho un favor poniéndoles tan estilizados, deberían estar más orondos, como corresponde.
ResponderEliminarNená
El dibujo es magnífico. Así parecen cerditos disfrazados de personas, que es lo que son.¡ A ver si se les atraganta el maldito desayuno de una vez!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarJajaja, así parecen personitas!!!!
ResponderEliminarBesucos,
Nená