miércoles, 29 de agosto de 2012


Cuando niña 
corría tan deprisa 
que me asombraba de dónde salía 
la fuerza de mis piernas. 
Nadie podía ganarme 
en ninguna carrera, nunca. 
Aprendí que la fe es una  suerte 
de fortaleza interior,  que te hace saber 
que nunca podrás fracasar. 
Cuando nena curiosa 
bailaba sobre el prado y sabía, 
sabía siempre todo lo que iba a conseguir 
con un movimiento de melena. 
Iba aprendiendo el valor de las medidas, 
el uso,  nunca el abuso de los gestos. 
Cuando un día me latió el corazón más deprisa 
-ya no recuerdo el día-, 
comprendí que no podíamos dominar 
nuestra parcela,  aunque así lo había creído; 
el mundo era demasiado grande 
y estábamos demasiado expuestos.
No había coraza ni corazón suficientemente fuerte 
para soportar todos los envites. 
Ese músculo era el punto más vulnerable. 
Con tiempo entendí que encerrarlo,  endurecerlo, 
malmeterlo o enviarlo a un internado en Suiza, 
tampoco servía de nada, 
le perdías irremediablemente. 



Nená de la Torriente

2 comentarios:

  1. El corazón es un músculo muy independiente, muy suyo, muy bello, muy sorprendente...

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  2. Sí coeli, es mejor comprarle un billete hacia alguna parte y darle vacaciones de vez en cuando.
    Besucos,

    Nená

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