lunes, 6 de agosto de 2012


Desde esta tierra crespa 
dan palmas las hojas del avellano, 
ha dejado de llover. 
Sacuden las gotas rezagadas 
a una hierba alta y siempre sedienta. 
Ellas cantan,  dicen que cantan, 
cuando algún gorrión gordezuelo 
les pía enojado y pelusero. 
El agua ha borrado el ayer, 
-pero es mentira,  porque 
siempre es hoy,  siempre-, 
ruedas de carro y pasos de tacón torcido, 
alma de llanto con voz quebrada 
que ya sonríe en los cielos. 
Chavela,  Chavela Vargas 
has vuelto a tu paraíso en Méjico. 



Nená de la Torriente                        

2 comentarios:

  1. La echaremos de menos, pero nos deja el mejor legado: su voz desgarrada a la que agarrarnos ante los palos de la vida. Nadie como ella.

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  2. Sí, una voz como un gancho que te entraba y se quedaba a vivir dentro. Una pena que no falleciera en su Mejico, es lo que más he sentido.

    Besucos,

    Nená

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