Qué
se pide en esta breve parada
más que un espacio que habite
nuestro
propio jadeo, y
que
nos concedan algún
cacito
de ternura.
Esto
ya es mucho, casi ingenuo.
Pedir
más promete ser una crónica muerta
de
versos llenos de agonía,
casi
eufórica,
como
la letra de un tango sesgado y
eternamente
en vigilia.
No
te pido nada.
No
me pides nada.
Nená de la Torriente
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