sábado, 25 de agosto de 2012

-De lo excéntrico a la sencillez-




Cuando escribes pescado 
hueles a pescado todo el día, 
aunque lo vistas de colegial 
por unas horas,  y busques 
la extravagancia más excéntrica 
y deslumbrante,  sólo eres un pez 
fuera del agua. 





Recuerdo que se me llenaba 
la boca de palabras enteras, 
dispuestas para el baile, 
retocadas de carmín, 
repeinadas,  estrafalarias, 
con guantes en verano y desnudas 
en el mismo centro de marzo. 
Entonces también olía a pez 
fuera del agua. 
Ser un pescadito es 
nostálgicamente delicioso 
por la pasión del gran salto, 
aunque suela ser 
tan necesariamente breve. 



Nená de la Torriente

2 comentarios:

  1. al amanecer me ha contado una sirena
    que la mar arbolada no es nada sin ella que la nada
    hay días que sale a la orilla trasmutada en delfín
    alimentando nostalgia de saltos nadando a boca llena
    con palabra gris perla que no necesita adorno
    tu olor a sal cuando escribes pescado
    delicioso tiempo hasta necesariamente breve

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  2. Si el mar recortase figuras
    y llevase delfines o sirenas,
    un tritón acercaría mi costa
    a tu costa
    para que los cofres que agonizan
    bajo sus rocas -llenos de poemas-,
    tuvieran un desencriptador
    que por fin los liberase
    de los cientos de corales.


    Gracias por tus preciosos comentarios,

    Nená

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